Agencia EFE
Junio 28 de 2010
Paraguay y Japón cruzan sus intenciones competitivas en el inicio de la segunda fase de Sudáfrica 2010 con un reto compartido: alcanzar por primera vez en sus respectivas historias el pase a los cuartos de final de un Mundial.
El conjunto guaraní, cargado de la confianza que le proporcionó la primera fase, que terminó como dominadora de su grupo, por encima de la última campeona, Italia, y sin conocer la derrota, afronta de la mano del preparador argentino Gerardo Martino su cuarta presencia en los octavos, que anteriormente nunca ha pasado.
Primero fue en México 1986. Después lo intentó en Estados Unidos 1998 y en Corea y Japón 2002. Pero siempre cayó en el intento.
Sudáfrica parece una ocasión propicia. Martino ha cambiado la filosofía del cuadro guaraní. Su apuesta es más ofensiva, menos conservadora y los resultados le han dado la razón hasta ahora.
Además, el seleccionador de Paraguay tiene a todo su arsenal dispuesto por la empresa. Excepto el centrocampista Víctor Cáceres, que debe cumplir ante el conjunto nipón el partido de suspensión por la acumulación de tarjetas. La segunda la vio ante Nueva Zelanda.
La puesta en escena del volante Néstor Ortigoza en su lugar parece la opción natural. Aunque Martino ha manejado otras posibilidades en función del sistema que empleará el equipo.
El preparador cuenta con el resto del plantel. Los lesionados Jonathan Santana, que se produjo una contractura muscular en el partido contra Italia, ya está a punto después de dos semanas de baja. También el central Antolín Alcaraz, base en el centro de la zaga y autor del primer gol en Sudáfrica, que padeció un esguince de tobillo en el choque contra Eslovaquia y se perdió el último de la primera fase.
Martino, dada la trascendencia del choque, no hará concesiones y jugará con todo su potencial. Mantendrá la filosofía que ha impuesto al cuadro guaraní, la posesión del balón, con sus atacantes. Roque Santa Cruz y Lucas Barrios, acompañado por Edgar Benitez.
La velocidad de su rival es la gran preocupación del preparador del combinado guaraní. Japón ha dedo muestras de su desparpajo y su rapidez en las transiciones, una habilidad innata en el bloque oriental.
Takeshi Okada, sin embargo, ha ampliado los recursos de su equipo, dotado ahora de mayor autoestima. Además, ha logrado rentabilizar las cualidades de sus hombres y a base de trabajo ha exprimido las acciones a balón parado.
La fórmula le proporcionó la clasificación a Japón, que consiguió a balón parado los tres tantos que destrozaron a Dinamarca, a la que arrebataron el pase a octavos.
Japón también está a un paso de hacer historia. En su cuarta participación mundialista sólo en una ocasión se encontró en una situación como la actual. Fue como anfitrión, en el Mundial que organizó junto a Corea en el 2002. Sobrepasó la primera fase. Algo que hasta entonces no había logrado nunca.
Okada mantendrá el bloque que le ha proporcionado el éxito en Sudáfrica 2010. Por eso es previsible que vuelva a dejar en el banquillo a Shunsuke Nakamura, uno de sus futbolistas con más experiencia internacional. Jugó en el Espanyol y en el Celtic.
Sin embargo, su técnico solo le situó de titular en el debut mundialista. Después, ante Holanda y Dinamarca, el centrocampista solo gozó de protagonismo desde el banquillo.
Todo lo contrario que el atacante Keisuke Honda, uno de los descubrimientos de Sudáfrica 2010 y al que se ampara Japón para ampliar su historia.
Formaciones:
Paraguay: 1-Justo Villar; 6-Carlos Bonet, 14-Paulo Da Silva, 21-Antolín Alcaraz, 3-Claudio Morel; 13-Enrique Vera, 16-Cristian Riveros, 20-Néstor Ortigoza; 9-Roque Santa Cruz, 19-Lucas Barrios y 10-Edgar Benítez.
Japón: 21-Kawashima, 22-Nakazawa, 4-Tulio, 3-Komano, 2-Abe, 17-Hasebe, 7-Endo, 8-Matsui, 5-Nagatomo, 18-Honda y 16-Okubo
Árbitro: Frank De Bleeckere (BEL)
Lugar: Estadio Loftus Versfeld de Pretoria.
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